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Miguel Colunga

PRD y sus lagunas mentales

Resulta por demás curioso ver que el Partido de la Revolución Democrática sea uno de los principales promotores de no caer en la desmemoria histórico-política.

Sus llamados a no voltear la cara a los errores de la historia son recordados por que han formado parte de su discurso en sus escasos 20 años de vida.

El pasado 3 de marzo se cumplieron siete años del video escándalo que involucró a René Bejarano, secretario particular del entonces Jefe de Gobierno del D.F. Andrés Manuel López Obrador, y coordinador de la bancada perredista en la Asamblea Legislativa, en actos de corrupción.

El ex candidato presidencial y sus huestes señalaron que detrás de la grabación estaban políticos relacionados con el ex presidente Carlos Salinas. También, en un afán por no dañar su imagen rumbo a las elecciones 2006, López se deslindó de Bejarano. Dijo entonces que desconocía los actos de corrupción del hombre que tenía su oficina al lado suyo.

Posteriormente surgieron las especulaciones y los cálculos. Pronto trascendió que el empresario Carlos Ahumada habría entregado a René Bejarano aproximadamente 4 millones de pesos –algunos señalan el monto en dólares- destinados, nada menos, a la campaña presidencial de López Obrador.

El video de Bejarano con Carlos Ahumada, acomodando fajos de billetes en una maleta, fue sometido a diversos análisis y estudios con numerosas conclusiones.

Que el audio en pocas ocasiones coincidía con el movimiento de los labios. Que la escena es un montaje de varias cintas de distintos días. Que las grabaciones la utilizaría el empresario Ahumada para futuros chantajes políticos... Sí, tal vez todo eso haya tenido algo de cierto.

Pero lo que el Partido de la Revolución Democrática evadió en todo momento fue el dar una respuesta a lo que era más que claro y contundente: dinero ilegal para la campaña de López Obrador. Preguntas tan elementales como ¿dónde quedó el dinero? o ¿Cuál fue la última mano o bolsillo en que cayeron esos 4 millones de pesos? No. Ni AMLO, ni René Bejarano, ni su esposa Dolores Padierna, ex delegada de Cuauhtémoc, dieron explicación alguna. La única respuesta de ellos fue: "Es un complot" y "No quieren que lleguemos a las elecciones 2006".

Otro argumento de López en su defensa fue: en el GDF no se descartan más actos de corrupción, "por que estamos trabajando con seres humanos".

Palabras que vendrían a demostrar más actos de corrupción ya que no solamente fue Bejarano. Antes fue Gustavo Ponce, jugador empedernido en los casinos de Las Vegas. Y Carlos Imaz hizo un mea culpa al reconocer que recibió dinero.

El PRD optó por victimizarse para no dar explicaciones. Prefirió hacerse el enojado y callar.

A pesar de que  René Bejarano estuvo involucrado en problemas de corrupción y tráfico de influencias, no fue inhabilitado para ocupar cargos en el gobierno o la administración pública.

Pues después de ese episodio que puso en evidencia una pequeña punta del iceberg de la corrupción empresarial a los partidos políticos, el PRD pretende sentar en la silla de dirigente nacional a Dolores Padierna, esposa de René Bejarano y sobre quien durante su gestión cayeron sospechas de sobornos de “antreros”.

El partido de la "no a la desmemoria histórica" sufre de severas lagunas mentales. Poner a Padierna al frente de esa institución sería como poner a Lutero al frente de la iglesia. Darán un brinco sin paracaídas al precipicio electoral. 

 

+ ANECDOTARIO: Pasados los vaivenes de las elecciones del 2006, el ex candidato Presidencial y ex Jefe de Gobierno, López Obrador declararía: "A lo mejor cometí un error" al haber rechazado negociaciones con Elba Esther Gordillo y financiamiento de 5 millones de dólares de un empresario. Y en este caso las palabras no se las ha llevado el viento...

 

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