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Miguel Colunga

Todos los políticos mienten. ¡Todos!

Lo confieso: cuando un político se avienta la puntada de decir que es honesto y no miente, es cuando exactamente empiezo a desconfiar de él.

A final de cuentas todos los políticos mienten. Todos. Los azules, los amarillos, los tricolores, los azules venidos a menos en tricolores, los amarillos sintiéndose más pintándose de tricolores. Mentir no es un acto del que puedan escaparse los políticos. Ellos mienten. Eso lo sabemos nosotros. Pero ¿ellos están concientes de sus mentiras? Lo dudo.

Calderón miente cuando dice que él nunca habló de “guerra contra el narcotráfico”. Moreira miente cuando habla de inseguridad en el país, cuando el estado que gobernó está por convertirse en el panteón del todo México. Jesús Ortega miente al decir que no busca ningún puesto rumbo al 2012. Y claro, AMLO miente cuando dice que el Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, aglutinará a unos 4 millones de mexicanos dispuestos a inmolarse rumbo a las elecciones presidenciales del 2012.

La escena política no se ha caracterizado por tener honra y dignidad a prueba de balas. Nos han mentido y hasta hace pocos años les creímos. Todo se descompuso, a mi parecer, en las elecciones del 2006. La terquedad del excandidato presidencial López Obrador por tener los reflectores, y la pasividad de los demás candidatos ante sus desplantes, causó una descomposición y polarización de las opiniones, noticias, medios y encuestas.

En abril del 2006 Andrés Manuel López Obrador comenzó a jugar con las cifras de las encuestas. En aquel tiempo yo me tomé un fin de semana y opté por viajar a Tepoztlán, Morelos. Mis días de descanso coincidieron con un pequeño mitin del candidato de la “Coalición por el Bien de Todos”. En esa ocasión escuché de su propia voz aquellas palabras que lo cegaron por el resto de la campaña: “Tengo encuestas donde estoy diez puntos arriba del candidato del gobierno”. A lo lejos escuché algunos vítores y gritos y aplausos. Pocos minutos después de concluido el mitin, llegué al zócalo de Tepoztlán, y entre puestos ambulantes y mirones el evento se apagaba poco a poco.

A partir de ese momento, López Obrador insistió en que iba 10 puntos arriba en las encuestas previas a las elecciones presidenciales del 2006. Tres años después, Ana Cristina Covarrubias, encuestadora durante toda la campaña del tabasqueño, sale a los medios y dice, contundente, que AMLO sí estuvo 10 puntos arriba en las encuestas, pero en el periodo entre marzo y abril del 2006. A partir de ese mes los números no le fueron favorables. Y precisó: López Obrador estuvo en las encuestas a la par de Felipe Calderón, y que incluso el mismo dos de julio ninguna encuesta daba ventaja de 500 mil votos del perredista sobre el panista.

Y de nueva cuenta en abril AMLO sale a jugar con las cifras. Días atrás el ahora promotor del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) dice que para finales de este año su movimiento aglutinará a 4 millones de seguidores. Su ecuación es sencilla: al día se suman unos 10 mil seguidores. Para diciembre serán unos 4 millones. Continúa AMLO con sus sumas y restas: si cada uno de esos 4 millones de mexicanos convence a otros cinco ciudadanos de votar por López Obrador, entonces, en el 2012 nuestro Pitágoras de la política, ahora sí, ya será Presidente Constitucional. Con un total de 20 millones de boletas electorales marcadas en el recuadro correspondiente al logotipo del partido que lo abrigue, AMLO debería de tomar protesta como Presidente en el Congreso.

Pero 20 millones de votantes rumbo al 2012 es una barbaridad. Ni en 1994 el PRI obtuvo esa cantidad de votos. En aquel entonces el candidato Ernesto Zedillo superó los 17 millones 100 mil votos.

El ejercicio es interesante, porque hasta este momento el ex Jefe de Gobierno confía en que el PRD lo apoye en las próximas elecciones federales. El tiempo apremia, y es que si de nueva cuenta no nos miente, MORENA sería un simple proyecto sin fines ni alcances de partido político, tal y como aclaró López Obrador el 25 de febrero, donde lo definió como un “movimiento opositor al PRI y al PAN”.

Entonces, ¿si MORENA no pretende ser un partido político, por qué la prisa en sumar a cuatro millones de ciudadanos y replicar la intensión de voto en el 2012? Eso solo lo sabe el tabasqueño. Pero seguramente nos está mintiendo otra vez.

 

Twitter: @mikeonweb

 

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Publicado originalmenre en redsiete.com.mx el 05/04/2011
Fuente original: http://redsiete.com.mx/node/60

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