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Miguel Colunga

Crónica del debate entre Manuel Espino y Federico Arreola

El debate entre el vocero de Andrés Manuel López Obrador, Federico Arreola; y el ex dirigente del PAN, Manuel Espino, fue limitado. La intolerancia de Arreola echó por la borda, de nueva cuenta, un intento por abrir un espacio al diálogo e intercambio de ideas. Se mostró tal cual es.

La tarde del miércoles se desarrolló un debate que si bien no iba a dar para mucho, causó cierta expectación en los respectivos bandos de los participantes al encuentro: por un lado el vocero del ex candidato del PRD a la Presidencia, Federico Arreola. Por el otro el ex líder del PAN, Manuel Espino. La idea original era que cada uno expusiera las propuestas que enaltecen: Arreola el MORENA, y Espino VAE (Volver a Empezar).

El debate iniciaría  a las 18 horas en un pequeño auditorio de la FES Acatlán, en Naucalpan, Estado de México. Federico Arreola, quien fuera uno de los admiradores más connotados de Carlos Salinas, llegó aproximadamente a las 17.30.
Se sentía –y se le veía- incómodo. Aproximadamente a las 17.45 Arreola comenzó a correr el rumor de que Manuel Espino llegaría tarde “por el tráfico”. No departió con el equipo organizador, ni con el staff del canal de análisis Red Siete, quien transmitiría en exclusiva el debate #EspinoArreola.

Mientras se concluían algunos ajustes técnicos, Arreola soltó a sus allegados: “Ojalá esto termine pronto porque tengo un compromiso al rato”. Es decir, sabiendo que el debate duraría dos horas, el Señor Arreola, pusilánime, cobardemente, agendó un compromiso prácticamente a la par del debate.

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Dieron las 18 horas y con la ausencia de Manuel Espino, inició el debate. Primeramente, según el formato del encuentro, autoridades universitarias dirigirían unas palabras a los cerca de 150 asistentes en el auditorio. Después, a petición de la moderadora Melissa Vega, los debatientes se describirían con sus propias palabras.

Arreola lo primero que dijo fue que por default y ante la ausencia de Espino, él ya era ganador del debate. Soltó la retahíla de sus títulos cuasi nobiliarios. Sus profesiones, sus trabajos. Toda una vida llena de éxitos, por lo que quiso dar a entender.
Mientras decía “¿Qué más les puedo decir?” llegó, apurado, Manuel Espino. El duranguense estaba tomando asiento cuando Arreola repitió: “Aunque este debate ya lo gané, por el retraso de Manuel Espino”. A lo que Espino respondió: “A mi no me interesa ganar debates; me interesa la expresión de las ideas. Yo vengo a debatir, pero seguramente algo aprenderé de Federico Arreola… aunque sea muy poco”.

Llegó el turno para que Manuel Espino se describiera. Fue más parco. Empresario, dirigente, ciudadano. Cuando la moderadora Melissa Vega comenzó a nombrar los temas del debate (que en mi opinión eran un listado de lugares comunes, y en nada tenían que ver con la visión de futuro que se pretendía dar del intercambio de ideas), Arreola lanzó la primera advertencia de que las cosas no irían bien: reclamó a la moderadora el formato “cuadrado” del debate y “la pésima organización”. Conductora y debatiente se hicieron de palabras. Se peleaban el reflector.

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Vino la pregunta número uno: ¿Hubo fraude electoral en las elecciones del 2006?
Espino narró las dificultades para meter en la “horma del partido” al candidato Felipe Calderón. Los problemas con el equipo del candidato, las imposiciones, la sordera que padecieron los allegados a Calderón, y Calderón mismo de hacia dónde debió ir la campaña del 2006.

El turno de Federico Arreola no se caracterizó por un discurso diferente: el fraude, la guerra sucia, las empresas que fuera del reglamento electoral financiaron al candidato del PAN. Y toda la historia que ya conocemos.
“Antes de las elecciones del 2006 yo no conocía a Andrés Manuel. Hasta que me invitó a colaborar. Yo no soy de izquierda y no pienso como AMLO”, expresó.

Terminaron los dos minutos establecidos para exponer sus ideas. Vino la réplica de Espino de las elecciones del 2006: la misma historia. “Sí ganamos la elección Presidencial, con votos y en las urnas y por un pequeño margen”.
Espino explicó y habló de la legalidad y la democracia. Terminan los dos minutos.

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La pregunta que siguió fue lapidaria: ¿Hubo amenaza de ingobernabilidad durante la transición Vicente Fox-Felipe Calderón?
De nueva cuenta las posturas contrarias. Espino: “En aquel tiempo sí pudo haber habido alguna. Ya viéndolo ahora, no hubo ninguna”. Y Arreola sacó su discurso pacifista: muchos les pedían irse a las armas; muchos sugerían la violencia. “No hubo amenaza porque AMLO es muy responsable. Si nos fuimos al plantón de Reforma fue para darle salida al descontento, para preservar la paz.”

En ese momento Manuel Espino narró cómo se veía el plantón del ex candidato, desde el partido oficial. Comentó que él se paseó por las carpas para ver y medir cómo estaba la situación. “En esas visitas fue cuando me enteré de que gente de Venezuela estaba metida en la organización del plantón”, agregó un Espino sereno.

 Y Federico Arreola explotó ante el micrófono. Los gritos rompieron el silencio que hasta ese momento había en el auditorio del edificio A-9.
Se escuchó un sonoro “No es cierto. Manuel Espino está con sus mentiras inmorales”.

Arreola tomó fuertemente el micrófono en sus manos. Su rostro, tenso. Espino titubeó un poco y repitió lo de los venezolanos.
“Si Espino no se disculpa yo me voy. ¡Discúlpate Espino!”, chantajeó Arreola. Espino no se disculpó. En ese momento Arreola se levantó de su silla y con gritos al aire, enloquecido, salió del auditorio. Seguían sus arengas: “No sé para qué vine. Todo está mal”. Y se marchó.

Eran las 18.50 horas y seguramente a Federico Arreola ya se le hacía tarde para su otro compromiso. A Manuel Espino se le dibujó una mueca de enojo.

Hasta ese momento las visitas a la página de Red Siete registraban 1,800 escuchas que seguían, atentos, el debate. Cuando Arreola inició su escándalo el rating ascendió, en menos de un minuto, a 2,000 personas que querían saber el final que tendría el desaguisado.

El escándalo del vocero (no izquierdista, según sus propias palabras) de AMLO se dio justamente cuando estaba explicando los métodos pacifistas del movimiento del ex Jefe de Gobierno.

Ante el desencuentro el quipo de producción tomó la decisión de cortar inmediatamente la transmisión radiofónica del debate. La justificación del productor Luis Becerril fue clara: “Nosotros estábamos transmitiendo un debate. En el momento que el debate se rompe ya no hay sentido de seguir al aire. Haberle dado el espacio a Manuel Espino nos comprometía mucho”, me comentó, horas después, mientras evaluábamos el evento.

Con la ausencia de Arreola, Manuel Espino tuiteó: “Se fue Don Fede del debate. Pero antes se proclamó vencedor y lo apoyo”.

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La duda se quedó por unos segundos en el aire: ¿Manuel Espino se iría? Regresó la calma y una alumna, de atrás del auditorio alzó la voz: “Señor Espino, quédese y hagamos una charla con Usted, con preguntas de nosotros”. Una suave ovación y un coro de “Siii” convencieron al recientemente expulsado del PAN de quedarse. En ese momento Espino volvió a tuitear: “Se fue el ganador. Pero sigue el diálogo con los estudiantes de la UNAM Acatlán. Escucharlos es aprendizaje”.

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Y comenzaron las preguntas. De las elecciones de 1988: “Ni Cárdenas ni Clouthier supieron sacar a su gente a votar, por miedo”. De las elecciones del 2012: “En el 2012 no será una campaña de guapos. Los candidatos deben tener experiencia, visión de estado, talento, talante”, describió.

Luego hizo algunas sugerencias a la izquierda: “Si quieren ganar el 2012, deben darle vuelta a la página y superar sus frustraciones del 2006”.
El tema obligado y que Manuel Espino ha criticado en todo momento fue el de la guerra contra el narcotráfico del Presidente. “Si Felipe Calderón tuvo los “tamaños” para ponerse como el “Presidente de la Guerra”, debería tenerlos para llamarse el “Presidente de la Paz””, dijo con voz clara y profunda.

Uno de los alumnos tomó la palabra. Se expresó ampliamente. Reconoció ser seguidor del movimiento MORENA, pero que deseaba que en el futuro Espino “no fuera un viejito amargado como Manuel Bartlett”. Siguió hablando de las elecciones, de los políticos. El joven no se intimidó por la presión que hacían los asistentes para que concluyera su intervención. “Yo lo veo a Usted como el Clouthier de esta época”, dijo repentinamente el estudiante de CU –según comentó- a un Manuel Espino que tomaba notas.

El encuentro concluyó unos minutos después de las 20 horas. Personal de la FES Acatlán llegó y comenzó a levantar parte del estrado. Para entonces Espino firmaba libros, se tomaba fotos, sonreía a los alumnos que se le acercaban para una pequeña charla. Se levantó y escoltado por varios jóvenes salió del edificio. Todavía afuera cumplió con las peticiones de autógrafos, firma de libros, fotos.

A las 20.35 horas miró a su equipo de colaboradores. Preguntó: “¿Ya estamos…?”. Agradeció a quienes lo rodeaban y se dirigió al estacionamiento. Iría, según trascendió, a una cena con panistas del Estado de México.

Mientras Espino hizo suyo el foro, Federico Arreola arremetía vía twiter: las “mentiras inmorales” del panista; las ofensas; la guerra sucia.
Luego me dirigió un twit: “Las mentiras vulgares de Espino no son ideas”.

Esa tarde quedó claro de qué está hecho el economista convertido en periodista y asesor de quien se autoproclamó “Presidente Legítimo” de México.
Fue una tarde de un perdedor y un ganador.
El perdedor se fue solo. No toleró la crítica.
El ganador fue muy bien recibido por los alumnos de la FES Acatlán.

 

Twitter: @mikeonweb

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Publicado originalmente en redsiete.com.mx el 05/06/2011
Fuente original: http://redsiete.com.mx/node/78

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