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Miguel Colunga

¿Cómo retratar a una mujer con poder? II

En el transcurso de ésta semana, he analizado la imagen pública de la Primera Dama de Estados Unidos, la Señora Michelle Obama.
En mi post anterior, comenté lo impeclable de su imagen pública, misma que no deja lugar a dudas que es una persona que le gusta verse bien, y que las demás personas se lo reconozcan. Y en esa misma publicación dejé la pregunta:

Al paso de los años, ¿Cómo será recordada la señora Obama: como frívola, deportista, buena ama de casa...? ¿Cómo?

Ahora traeré a escena a otra mujer que dejó tras de sí muchos aplausos, pero también muchas percepciones negativas. El simple apelativo con que comenzaron a llamarla en la prensa da cuenta del tipo de personaje y de sus decisiones políticas: La Dama de Hierro. Sí, Margaret Thatcher, Primera Ministra de Reino Unido, entre 1979 y 1990.

La Thatcher tuvo en sus manos momentos importantes para la historia de la región Europea, por una parte, y para el mundo, en general. Tuvo que hacer frente al fortalecimiento del Ejército Republicado Irlandés. También tuvo en sus manos la decisión de recuperar las Islas Malvinas, después de la "invasión" de ese territorio por parte de Argentina en 1982.

Aliada de Hierro de Ronald Reagan, Thatcher se hizo famosa por su mano firme en algunas políticas sociales. En el problema de Irlanda del Norte, Thatcher añadió: "el futuro de los asuntos constitucionales de Irlanda del Norte es cosa de la gente de Irlanda del Norte, su gobierno, su parlamento, y de nadie más".
Luego de una huelga de hambre iniciada por prisioneros del ERI para recobrar el estatus de presos políticos, Thatcher dijo: "Un crimen es un crimen; no es política".

Uno de los últimos actos de Thatcher en el ministerio fue la de presionar al presidente de los Estados Unidos, George H. W. Bush para desplegar las tropas en Oriente Medio para expulsar al ejército de Saddam Hussein de Kuwait. Bush estaba un poco inquieto por el plan, y fue cuando Thatcher le dijo que "¡no hay tiempo para estar inseguro!". Así era la Dama de Hierro.

Pero ahora con el reciente estreno de la cinta "La Dama de Hierro" (Reino Unido, 2011) las críticas han abonado el éxito taquillero de la producción cinematográfica.
En Reino Unido se mostraron molestos por centrar la historia en una Margaret Thatcher senil y con problemas de Alzheimer. A su vez en Argentina, calificaron la cinta de "mediocre" rescatando, únicamente (y haciéndonos el favor), la actuación de Meryl Streep en el papel de la Primera Ministra. Las acusaciones de uno y otro bando han subido de tono, quedando al borde de un problema diplomático (¡otro!). Y todo por cómo se presenta a un personaje histórico. ¿Cómo debe ser recordada, entonces, Margaret Thatcher? ¿Como un personaje decidido rayando en lo belicoso?

De nueva cuenta quedan abiertas muchas puertas para la libre interpretación del quehacer de los personajes históricos. La lista de películas biográficas es larga, así como el descontento que de unos y otros dejaron en el camino.

¿Ensalzar los triunfos o plasmar los modestos actos del personaje? ¿Delinear un personaje casero o centrado en la vida público-política? A final de cuentas la imagen pública de un personaje parte de la percepción que se tenga de él. Y en los dos casos que he descrito en mi blog se confirma que la imagen pública es como un techo de dos aguas: un mismo flujo puede caer hacia cualquier lado. Aunque en el caso de personajes públicos se recurre a asesores de imagen, sicólogos, sociólogos, mercadólogos, publicistas y un largo etcétera.  Ese equipo de trabajo hará una parte -puede que pequeña-, y las personas que perciban el mensaje serán los encargados de darle la razón o no a ese ejército de especialistas.

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