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Miguel Colunga

Hollywood sí envejece y muere.

Es cierto que el mundo del espectáculo está para distraernos, por una parte. Pero por otra está para despertar nuestras aspiraciones, de las más profundas a las más evidentes.

Artistas, cantantes, músicos, bailarines... La lista de profesionales del entretenimiento que nos inspiran no tiene límites. Actualmente con la Internet, el mundo de "famosos" ya no se limita (aunque siga predominando) a las estrellas que desfilan por la alfombra roja o aparecen en shows de tv o en grandes espectáculos. Más de un amigo -real o virtual del FB- me ha expresado su deseo de tener un videoblog "como el del chavo de Werevertumorro¨. El anhelo de ser conocido o, en un plano más sublime, aportar algo a la vida de las demás personas tomó forma y fondo con la Internet 2.0.

Pero en el caso de los artistas del Starsystem norteamericano es más que clara su misión: hacernos creer que siempre están sanos, joviales, con cuerpos bien formados y siempre "a tono" para la ocasión social.
Vemos shots fotográficos en la revista "Hola" de una Paulina Rubio en España, andando en bicicleta y cargando a su fiel e inseparable acompañante: su perrito raza yorki. O el caso del Presidente Obama de vacaciones en Hawaii saliendo de una nevería o en una de sus "inesperadas" visitas a restaurantes de comida rápida.

El mensaje es: "nuestra vida es tan simple como la de Usted".

El escenario cambia cuando un artista fallece repentinamente. El fin de semana pasado con la muerte de la cantante Whitney Houston se dispararon varias "alertas" en mí. No detecté la situación cuando murió Michael Jackson, hecho que trascenció a tal magnitud que la red social Twitter le dedicó un diseño especial de sus conocidos pajaritos rojos llevando a un Jackson al cielo.

Con la muerte de Whitney Houston quedó evidenciado que Estados Unidos también tiene sus tradiciones de veneración a los muertos. La dinámica es así: personalidad del medio artístico que muere, y en la sociedad norteamericana permea una idea de "Caray, Hollywood sí envejece y muere" y viene un gran movimiento mediático y mercantil por inmortalizar al personaje. Discos, DVD´s y transmisiones "especiales" de la vida y obra del artista. Playeras, tazas, wallpapers inundan el mercado. La sociedad norteamericana prefiere ver tremendamente envejecido a un artista o luchando una y mil veces contra las adicciones, que saberlo muerto.
Los medios en Estados Unidos tenían tiempo reportando lo desaliñada que veían a W. H.. Especularon sobre su recaída en las drogas. Y, además de especular, se regodeaban en el hecho.

Casos emblemáticos: el de Michael Jackson y el empresario Steve Jobs con figuras de acción con cuerpo y rostro que los recuerdan e inmortalizan.

El caso de W. H. nos abrió la ventana a un hecho, aparentemente cotidiano, pero que nos dice mucho de la percepción de inmortalidad que ha desarrollado Hollywood y la industria que la rodea.
Su muerte disparó el dolor y consternación (en algunos) y el morbo (en muchos más). Seguro que otros tantos expresaron un "¿A poco todavía vivía?".

El tema W. H. creció a grado tal que opacó el tema de la presentación de Madonna en el Super Bowl, que estuvo rondando por la internet a lo largo de la semana. Houston fue tema del momento en Twitter. En mi FB, através de mis amigos de Filipinas, me enteré de la muerte de la cantante. Empezaron a publicar notas y videos de las canciones que hicieron famosa a la intérprete originaria de Nueva Yersey. La biografía de W. H. en Wikipedia fue rápidamente actualizada el mismo sábado, un par de horas después de su muerte.

El día de ayer jueves 16 de febrero, la empresa Nielsen Soundscan reportó un incremento en las ventas de música de W. H.. Al domingo, según el sistema de información, los números iban así: incremento de cerca del 6000% en ventas. También se vendieron poco más de 100 mil discos, cuando antes del trágico hecho no llegaba a dos mil unidades. El sencillo I will always love you vendió 195 mil reproducciones frente a las 3 mil de la semana anterior.

¿Qué se despertó en la sociedad de EUA, en particular, y en el resto del mundo, en general? ¿La idea predominante es la de una víctima del sistema del entretenimiento? ¿Cómo influyen en los admiradores de los artistas los detalles íntimos de la víctima? ¿Sus adicciones, sus relaciones tormentosas, sus excesos...?

Mi conclusión: Se genera un shock en los consumidores. Tal y como comenté arriba, se despierta la idea de que "Sí, Hollywood envejece y muere" y con la muerte del artista se vienen abajo las aspiraciones de personas, jóvenes o maduras. Se desvanece el "Quiero ser famosa/o como..." y viene un duelo. Se percibe a la muerte más igualitaria: Si murió ella que era famosa y adinerada, por lo tanto yo seré más vulnerable a morir...
La globalización como tal modificó las interconexiones entre las sociedades y los individuos. Las dinámicas locales, nacionales y globales son otras y los sentimientos como la ira, el dolor, la indignación o la tristeza se amalgaman y llegan hondo.

Contar la historia de la cantante (hacer un storytelling de su vida), cumple su misión: acercar al público una vida que parecía sencilla y logró lo extraordinario. Se usa el mensaje: "Ella, al igual que tú, sufrió, lloró, tuvo dolor, fue discriminada... ¡Pero hizo realidad su sueño de ser famosa!". Con la muerte de un artista ¡nos acordamos que somos mortales!.

Finalizo con una cita atribuida al duque de la población francesa de La Rochefoucauld: "ni el sol ni la muerte pueden mirarse de frente". Y Estados Unidos no se caracteriza por hacerlo.

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