Blogia
Miguel Colunga

Lo del día

Te quiero tanto que al futbol

Te quiero tanto que al futbol

La empresa alemana Puma ha realizado un estudio entre la fanaticada del futbol para conocer por quién late más el corazón de los hombres: por sus parejas o por el equipo que en las temporadas del balompié le hacen reunirse con sus amigos, beber cerveza y gritar eufórico cuando se anota un gol. ¿El resultado del estudio? Inesperado.

La queja de las mujeres es constante: que si los hombres nos desconectamos del mundo por 90 minutos cuando nuestro equipo de futbol favorito se debate entre la dignidad deportiva o el escarnio. Que si llegamos con aliento alcohólico a la casa o, en el peor de los casos, decidimos abrir nuestra cueva a la banda de “amigotes” para que como una gran tribu gritemos, bufemos, lamentemos o celebremos el juego.

Después de la juerga y de varios tazones de palomitas, tarros de cerveza, servilletas sucias tiradas en el camino de la sala a la cocina, surge la pregunta de la boca de la dueña de nuestras quincenas y que todo buen fanático del fut debe saber responder: “¿A quién quieres más, a tu equipucho de fut o a mí?”. Claro, la lógica del macho alfa dicta que hay que responder con una leve sonrisa y decir pausadamente: “Ay mi vida, claro que a tí. El futbol es lo de menos, es más no me gusta tanto, pero ya ves cómo son mis amigos”. Y así es como ponemos fin a un tema que si no sabemos manejar puede desencadenar en una pelea matrimonial y terminar pidiendo asilo a algún colega de oficina para pasar la noche.

Pero hubo un grupo de visionarios hombres que preocupados por la reputación de miles de parejas, pero principalmente de abnegados hombres que sufren las indirectas y molestias de sus respectivas parejas en temporada de futbol, que decidió investigar con la ciencia de su lado para hallar una respuesta a la pregunta: ¿A quién quieres más, a tu equipucho de fut o a mí?.

La empresa alemana Puma arrancó una seria investigación en conjunto con la Universidad de Bristol, que diera una respuesta seria y creíble a tan incómodo cuestionamiento. Para ello, la empresa de artículos deportivos y la universidad convocaron a 20 seguidores de hueso colorado del equipo Newcastle. La veintena de hombres tenían que cubrir un par de requisitos: tener una relación estable de al menos cinco años y que en ese lapso hubieran asistido al estadio de Newcastle a animar a su equipo. ¿Sencillo, no?

Ya reunidas las veinte personas iniciaron con la pregunta: ¿A quién quieres más, a tu club o a tu pareja? La dinámica consistió en un juego de fotografías que los convocados tenían que entregar al equipo de investigadores. Previamente, los hombres tuvieron que tomarse una foto con el amor de sus vidas (o al menos eso es lo que hicieron creer a los científicos) y ser entregada al staff a cargo del estudio.

Los investigadores guardaron en un archivo la foto del participante con su pareja junto con una foto de una chica totalmente desconocida, una foto del equipo Newcastle y la foto de un equipo de rugbi tan desconocido como los códigos de las puertas dimensionales de los Mayas.

Luego, a nuestros colegas les conectaron cables, sensores y demás baratijas científicas para medir los cambios en la piel. Ya enchufados y listos para ser enviados a la Matrix, les pidieron que las cuatro fotos (la de ellos con sus parejas, la de la chica desconocida, la del equipo Newcastle y la del equipo de rugbi) las cortaran en cachitos con unas tijeras. Vaya, aque aquello era como recrear los episodios adolescentes cuando rompían fotos y cartitas de un viejo amor de verano.

Una vez terminado el capítulo que hubiera sido el orgullo del “Espacio de Cositas”, los hombres fueron entrevistados por los sicólogos para conocer sabrá dios qué impulsos emocionales, euforias o arranques de ansiedad sintieron cada uno de los veinte participantes.

Al final, los sicólogos dieron una conclusión que a más de un hombre reconfortó: los hombres prefieren a sus novias/parejas por encima del futbol.

Uno de los responsables del estudio no dudó en decir en la conclusión que los hinchas del fut han llegado a mentir para ocultar sus verdaderos sentimientos. Es decir que cuando damos el brinco del asiento para festejar el esperado gol que marcaría el despunte en el marcador, lo que realmente estamos haciendo es hacer un ritual de amor hacia nuestras parejas (quiero pensar que eso quiso decir el científico, que seguramente también festeja como los buenos los goles de su equipo).

Por su parte, la empresa Puma reconoció la pasión de la fanaticada y dijo que es muy común que escuchen comentarios de que el equipo de futbol es más importante que sus parejas/novias. Con este estudio “era una buena manera de poner a prueba su lealtad. Esto parece ser un juego de dos mitades, pero en este caso es la otra mitad que gana", declaró un representante de Puma.

Por ahora -y hasta nuevo aviso- ya quedó demostrado que por más futbol, cerveza, edecanes y noches de fiesta haya en nuestras vidas, la verdad avalada por la ciencia, es que nuestro corazón late por la persona que en esos 90 minutos de juego pareciera que nos odia. Habrá que hacer otro estudio para averiguar porqué nuestras mujeres se incomodan por las reuniones futboleras.

--

Sígueme en twitter: @miguelcolunga1

Strauss-Kahn no ve películas de sexo

Strauss-Kahn no ve películas de sexo

El ex director del Fondo Monetario Internacional, tan dado a acostarse con prostitutas y a acosar mucamas, Dominique Strauss-Kahn, parece que tiene de su lado a los gurús esotéricos de alguna líder sindical mexicana.

Luego de los dimes y diretes sobre el escándalo sexual del septuagenario Doctor en Ciencias Económicas, y de salir a la luz que su principal demandante había incurrido en falsedad en sus dichos, nos enteramos que está envuelto en un caso de proxenetismo a nivel internacional del cual sus abogados señalaron que "la lujuria no es un delito".

Vamos, que sus abogados están enterados del apetito sexual de su cliente. Algunos detalles de las acusaciones se enfocan en que DSK solía visitar clubes de prostitución e intercambio de parejas (clubes swinger). Es decir, que mientras de día dirigía al Fondo Monetario Internacional, de noche daba rienda suelta a esa lujuria, deseo carnal, un tanto implacable que dicen que tienen los hombres de poder.

Al igual que, dicen los mitos y las historias de Hollywood, el emperador Romano Calígula, a quien los proclives al morbo han dicho que se acostaba hasta con su perico. O un Napoleón. O más contemporáneo un Puff Daddy presumiendo sus 28 horas continuas de sexo. Del inglés Hugh Grant ya ni hablar, que por sus aventuras con chicas de la vida galante se hizo más famoso todavía.

Otro alegato de los abogados de DSK, es que no sabía que se estaba acostando con prostitutas. Imaginemos la escena: el hombre llega en su lujoso auto, se estaciona en la calle frente a un local aparentemente desocupado. Se para y toca tres veces el portón principal. Se abre una pequeña mirilla, dice su alias e inmediatamente le dan el paso. En el interior del lugar hay unos 50 asistentes, algunos despistados, otros se mueven con la experiencia que da frecuentar un lugar así. Entre el grupo, hay unas 30 mujeres en edad casadera que rondan los veinticinco años. Algunas visten muy formal, vestido largo. Accesorios y maquillaje hacen perfecto juego. Otras, más atrevidas, conocedoras de lo que los hombres buscan y desean, con algún escote pronunciado, bordeando los senos. Ríen quedamente. Beben.
Nuestro personaje, DSK, se acerca a alguna mujer de talle sugerente. Intercambian palabras y sigilosamente se dirigen a una de las habitaciones del piso superior. Ella entra y sin mediar palabra comienza a desvestirse. Él la alcanza y se entregan a un encuentro sexual, previo pago de la cuota acordada.
DSK sale del lugar algo desaliñado, el pelo alborotado. Sube a su auto y se dirige a su hogar donde su esposa, la periodista Anne Sinclair, encargada de la edición francesa del ’The Huffington Post’, lo recibe con beso en la mejilla. Charlan de sus respectivas rutinas y se van a dormir. Hasta este momento, según los abogados del funcionario, el personaje no estaba enterado que había tenido sexo con una prostituta. ¿Demasiada ingenuidad?

Pero una cosa es lo que los personajes hablan de sí mismos, de sus deslices, de sus filias, y otra lo que los involucrados -directa o indirectamente- hacen público. Por eso el caso de DSK tomó más relevancia: eran lo dichos de una mujer de color, que daba detalles de la forma en la que DSK le aventó sobre la cama y obligó a hacerle sexo oral. ¡Una trama que hasta el cine porno hubiera envidiado!

Imaginar a un DSK cediendo ante el cuerpo de una o dos mujeres, solicitándoles con un lenguaje obsceno que le hagan esto o aquello, no es propio del director de una institución bancaria mundial. No va con esa imagen de trajes finos, lociones de marca, restaurantes privados, reuniones con líderes mundiales y recibimiento de reconocimientos internacionales.

Veo a un hombre de pelo cano, entrado en sus setenta y tantos años, y lo primero que me viene a la mente es a mi abuelito; o al dueño de la tienda de la esquina; o al señor que por las mañanas me trae el periódico.

No, esa vida de lujuria no es del director del Fondo Monetario Internacional. De ser así, ¿quién llevaba las riendas del organismo monetario? ¿Cuántas veces tuvo aventuras sobre su escritorio, arrugando con la premura de la lujuria que se sabe que se extinguirá rápido, cheques de fondos internacionales o documentos oficiales? ¿Cuántas veces DSK llegó tarde a una reunión porque en el camino se topó con una atractiva mujer que con un guiño la subió a su auto color negro y se entregaron a un rapidín? La respuesta a una o varias de éstas preguntas pueden ser: Una o varias veces.

Por eso que el DSK que veo en las fotos, de un hombre serio, de cejas negras, cara redonda, nariz aquileña, no es el de una persona con un apetito sexual incontrolable. Esos, según el imaginario hollywoodense, tienen barba, mirada penetrante, hacen sus excesos en sótanos herrumbrosos, tejen vestidos con piel humana... Y por eso es que seguramente, argumentarán sus abogados, Strauss-Kahn no ve películas de sexo. Todo sea por burlar la ley.

---

Twitter: @miguelcolunga1

El mezcal de Ulises

Hace varios años atrás, por motivos de trabajo, tuve que desarrollar un proyecto de comunicación para el Gobierno de Vicente Fox.
Parte de la labor se desarrolló en el estado de Oaxaca, con personas cercanas al gobernador Ulises Ruíz.
Si bien todos se comportaban atentos y solícitos, siempre estaba en el ambiente la sensación de que a la mera hora se harían las cosas como ellos o el gobernador lo decidieran.
Así, a un día del inicio de un congreso con la OCDE en Oaxaca, todavía existía incertidumbre sobre la cede de la ceremonia inaugural.
Por lo demás, los detalles eran lo de menos.
El programa de eventos culturales para la delegación de miembros de la OCDE, incluía lo mismo un alebrije para cada uno de ellos, que una callejoneada nocturna con música tradicional.
A pesar de ser el anfitrión del evento, Ulises Ruíz solamente se dejó ver en dos ocasiones: en la ceremonia inaugural, con su aparición de "entrada por salida", a manera de pasarela, y la noche de la callejoneada.
La callejoneada inició en el ex templo y Centro Cultural de Santo Domingo, luego de una cena donde se hizo una representación completa de la Guelaguetza. Al salir del ex templo, bajaría hacia las calles del centro de la Ciudad de Oaxaca hasta una de las plazuelitas del centro histórico.
La comitiva de representantes de la OCDE, miembros del gobierno federal y estatal se revolvieron en una fiesta, donde las luminarias de las calles marcaron el camino a seguir.
Fuertemente rodeado por equipo de seguridad y gente de su comitiva estatal, el gobernador Ruíz hacía esfuerzos por presentarse afable y cortés. En uno de sus intentos, tomó una botella de mezcal y se acercaba, con el gesto adusto, ensombrecido por la oscuridad de la noche, a la persona más cercana a él para servirle de la bebida tradicional en caballitos hechos a base de bambú que habían repartido los organizadores.
El recorrido por las calles no duró mucho. Al llegar a la esquina del palacio de Gobierno, Ruíz se desapareció.
Se llevó a sus escoltas, camuflados de civiles, discretos en sus desplantes y presencia. Dio vuelta a la calle y le siguieron sus ayudantes.
Se llevó, también, una gran oportunidad de hacer presencia con representantes internacionales del organismo que evalúa, desarrolla y mide el desarrollo económico de las naciones pertenecientes a la OCDE.
Ruíz optó por desaparecer.
Así como lo hizo meses después, cuando estalló el conflicto político-social de la APPO.
Hay pequeñas grandes oportunidades que los políticos siempre desaprovechan para hacer trabajo de presencia y mejoramiento de imagen personal. Y esta, seguro estoy, fue unas de esas oportunidades.
Como anfitrión nunca dijo no por cuestiones presupuestales. Tal vez siempre antepuso trámites burocráticos innecesarios, pero su "imagen" de gobernador fue muy débil. Decir "Sí" a todas las peticiones presupuestales no era suficiente.
Le faltó trato. Y eso siempre pesará.

Ahorcarse con la propia soga

Cuando un acontecimiento pasa del mero hecho noticioso a uno que raya en lo telenovelesco, es cuando hay que estar atentos al papel que están jugando los actores.
Y cuando hablo de actores no me refiero a los involucrados directamente en la noticia. Los afectados, los sobrevivientes, los testigos, las fuentes oficiales… Sin dejar aparte el papel de los medios: hay que girar la lente de la cámara para ver cómo están haciendo su trabajo los comunicadores.
En México en dos días se han desatado los comentarios por dos hechos diferentes entre sí: la entrevista que realizó la revista Proceso al narcotraficante “El Mayo” Zambada, desde su guarida en un norteño estado del país. Y segundo,  el anti clímax que ha tenido el caso de la niña Paulette.
Del primer caso se podrá comentar lo que sea. “Que si Scherer tuvo que dar concesiones para la entrevista, como no llevar grabadora”, que “Cómo le iba a decir que no a Zambada para que lo abrazara para la foto”, etcétera. Pero estamos entrando en un terreno bastante delicado: ¿un medio se convierte en vocero de un grupo armado? ¿Qué mensaje está enviando Proceso a los demás delincuentes y medios de comunicación? Y otro punto: ¿se hace una apología del delito, al dar espacios en medios de comunicación a personas vinculadas, buscadas o procesadas por algún delito? Entendamos a grandes rasgos qué es una apología del delito: es una alabanza o exaltación digna de defensa y aceptación por todos de un ilícito.

En enero de este 2010, el PAN propuso en la Cámara de Diputados encarcelar a quienes produzcan o difundan canciones o películas que exalten a criminales, poniendo cierto énfasis en los narcocorridos.

El diputado Óscar Martín Arce Paniaga envió dos iniciativas de ley contra los narcocorridos. En aquel entonces declaró: “"Hay testimonios de delincuentes que tuvieron inspiración en las narraciones populares con melodía. Esas expresiones facilitan la difusión de antivalores", dijo el diputado del PAN.

Ese tipo de posturas son infantiles. Pero también son un claro ejemplo de la banalidad en la que caen las autoridades cuando de castigar el delito se trata.

En el caso de Proceso considero que pasó por milímetros la delgada línea entre lo informativo y lo escandaloso. Se arriesgó, cierto. Jugó una carta que por ahora es muy temprano para decir si le resultó positiva o no. Mientras, medios sinaloenses informaron hoy martes que un grupo de personas armadas confiscaron más de mil 700 ejemplares del semanario, dejando solamente 200 al distribuidor local. Empleados de Proceso, entrevistados por medios electrónicos, reconocieron que es común que les confisquen ejemplares, sobre todo cuando tocan temas del narco. Que los medios se acostumbren a las intimidaciones nos habla de la falta total de autoridad en los tres niveles de gobierno. ¿El único camino de los medios es callar las noticias relacionadas con el narco? ¿Llegar a extremos como El Universal, que firma las notas de ejecuciones u operativos con "Redacción El Universal", para proteger la identidad de sus reporteros y corresponsales? ¿Los medios se han metido sin querer a la boca del lobo?

Por otra parte, en el caso de Paulette, la niña desaparecida y hallada muerta recientemente, el espectáculo se ha centrado en los dimes y diretes de los padres. Entrevistados por separado, cada uno ha dado su versión de los hechos, han desmentido rumores, y dejado dudas sin resolver. Lo que seguramente no han medido los señores padres de Paulette y los medios de comunicación es que unos están usando a los otros. El caso Paulette ha dado para dos semanas. Cada día se tejen más intrigas, se buscan más personas relacionadas con el matrimonio para obtener información privilegiada, se buscan más filtraciones de las autoridades. Y claro, las autoridades no se pudieron contener y tuvieron que convertir el caso en un circo de tres pistas. Como la teleserie Lost, los que hemos estado en parte de la ola del caso Paulette no sabemos cuál es el pasado, cuál el presente, y cuál el futuro.
Para alimentar la historia los medios han recurrido a viejas técnicas para obtener información. Técnicas que muchos conocemos, pero que nadie habla de ellas. Reglas no escritas de la profesión de informar… El pago por información. Más de uno negará o despotricará. Negará esas triquiñuelas. “¿Pagar por una información? ¡Jamás!”, escucho decir a reporteros y editores. Pero seamos honestos, aunque sea una vez. Pagar por información es un capítulo muy rentable en la historia de comunicar. Tal vez no siempre sea pago monetario. En otras ocasiones, como el caso de Proceso, se hacen concesiones: sí te doy la entrevista pero no me hables de tal tema. No quiero fotos. No digas dónde fue la entrevista. Algunos datos que te dé manéjalos como que una fuente muy cercana te los proporcionó. En fin… Es decir, negociar la moticia y su calidad.
Pero toda historia, y los contadores de ella, tienen un límite. El dar favores a las fuentes, a los involucrados, a lo actores debilita la labor y la relación profesional. Pero es un juego que el informante mide: sabe que el medio, con ese actuar, podrá ser ahorcado con la soga que tejió.
Es una vena que dará sangre… Y si se seca, habrá otra que colabore… Todos tienen espacio en los medios. Nada más hay que negociarlo.

Tres historias

En el fin de semana convulso que recién pasó, se registraron una serie de enfrentamientos en el norteño estado de Nuevo León.
En uno de ellos perdieron la vida dos estudiantes de la prestigiosa universidad ITESM. Las autoridades federales se han deslindado argumentando que murieron en el fuego cruzado. Pero también, se mostraron más cautelosas en sus apreciaciones del hecho. Evitaron hacer declaraciones arrebatadas, como aquellas que llenaron de dudas e indignación por los 16 jóvenes muertos en una reunión en Ciudad Juárez, a fines del mes de enero. En aquella ocasión, los señalamientos de "eran pandilleros" fueron detonantes para que la sociedad organizada exigiera una explicación más a fondo.
En los hechos de este fin de semana de Nuevo León, hubo mesura por la Secretaría de Gobernación, la PGR e incluso la Presidencia de la República.
La indignación por la muerte de los estudiantes de excelencia académica, Javier Francisco Arredondo Verdugo y Jorge Antonio Mercado Alonso acaparó en días recientes la atención de la sociedad informada .
Pero un momento.
Ese mismo fin de semana, la tarde del domingo, se realizaron unas detenciones de presuntos sicarios en Santa Catarina. En las acciones, se detuvo a un sicario del cual nunca se dió a conocer su nombre. Según imágenes difundidas en sitios de internet noticiosos, un hombre vestido de sudadera café es escoltado a unidades terrestres y aéreas de la Secretaría de Marina Armanda de México (SEMAR). La noticia en sí, no puede dar para más. Una detención más de un presunto traficante de drogas. Donde sí es de resaltar el hecho, es que a menos de 24 horas de su detención y estando custodiado, según informó en un comunicado la SEMAR, fue encontrado el cadáver del hombre que respondía al nombre de José Humberto Márquez. Un hombre que es detenido por autoridades federales, y a las pocas horas aparece muerto, con señales de tortura y envuelto en una cobija. Al estilo narco, pues.
De aquí desprendo tres hilos que podrían dar con el blanco:

1.- José Humberto Márquez es detenido. Llevado, resguardado, al hospital. Y dentro de los protocolos de interrogación y declaración muere a manos de los propios efectivos de la Marina, autoridades estatales y judiciales. Vamos, que se les pasó la calentadita.

2.- José Humberto Márquez es llevado al hospital, para su atención por las lesiones sufridas en el enfrentamiento. Estando en el nosocomio, teniendo o no seguridad, es sacado del lugar por un grupo de sicarios. Mismos que lo torturan y ejecutan.

3.- José Humberto Márquez es transportado al hospital. En el camino soborna a las autoridades y acuerda, previo pago de alguna cantidad de dinero, su liberación. José Humberto Márquez es liberado. Al cabo de las horas es levantado por un grupo armado -de su propia célula o de una rival- y para que apredan los demás miembros de la red, le quitan la vida.

Son tres conclusiones que se prestan para que una sea verdad.
Al final, solamente un pequeño grupo de personas -agentes, autoridades estatales y federales, ministerios públicos, etcétera- son los que saben la verdad del caso.
Mientras, se quedan como tres historias.

*   *   *